Internet
Internet no es, en principio, un nuevo 'medio de comunicación', sino un nuevo 'canal' a través del cual puede transitar el tráfico de información de los medios de comunicación ya existentes. En un primer momento -en el que aún estamos, con Internet los medios de comunicación tradicionales (fundamentalmente: prensa escrita, radio y televisión) no encuentran la competencia de un nuevo medio, sino que se les abre la posibilidad de disponer de un “nuevo canal” para la difusión de las informaciones que cada uno de ellos producen en el lenguaje que les es propio; un canal secundario (como otros que ya existen: así, el CD-ROM para la prensa escrita, o el Video doméstico para la TV). La prensa electrónica es prensa y la radio en línea es radio, aunque sobre un soporte y a través de un canal de distribución distintos.

Por otra parte, en los años 93 y 94 comenzamos a familiarizarnos con la hoy tan popular World Wide Web, auspiciada en sus orígenes por el CERN y que rápidamente ha cubierto el planeta con una "tela de araña" formada por un denso entramado de servidores. Los servicios de WWW ofrecían por vez primera información con texto, imagen y sonido integrados. Sin embargo, en un principio para muchos de nosotros se trataba fundamentalmente de una mera curiosidad, un pasatiempo con el que matar algunas horas libres recorriendo "virtualmente" el planeta, sin que realmente incidiese directamente sobre nuestro trabajo cotidiano. Los mayoría de los servidores de WWW contenían en aquel momento casi exclusivamente datos de presentación de diversos grupos de investigación e instituciones y, salvo raras excepciones, no resultaban particularmente útiles. Esta situación se ha alterado substancialmente en la actualidad, y en los servicios de comunicaciones de cualquier institución se constata que un altísimo porcentaje del tráfico de las redes está constituido por accesos a WWW. Y es que efectivamente, los servidores de WWW están comenzando a desempeñar un papel importante de apoyo a la investigación, no sólo en cuanto a suministro de información sino, y muy especialmente, como punto de enlace con las revistas especializadas e instituciones oficiales. En este sentido, la American Physical Society ha establecido un servicio de WWW que permite el envío directo de trabajos de investigación (texto y figuras) para su publicación, así como la realización de consultas sobre el estado de trabajos enviados (en espera de revisión, fase de producción etc...), y hace posible que los evaluadores hagan llegar directamente a la revista sus juicios sobre la calidad científica de los artículos en revisión, acelerando muy considerablemente el proceso de publicación y de difusión de la información. Es así mismo habitual que la información e inscripción en congresos se realice a través de las páginas de Web, y servicios como TIPTOP (The Internet Pilot to Physics, http://physicsweb.org/TIPTOP/) mantienen listas actualizadas de conferencias en todo el mundo, ofreciendo además una amplia información sobre oportunidades de trabajo en el ámbito científico, relaciones de bibliotecas de programas de utilidad, e incluso un mercadillo de instrumentos científicos de segunda mano.
Pero quizá en los últimos años el fenómeno más destacable ha sido la aparición de revistas "on-line", servicio que ha venido a complementar a las listas de correo y servidores de "preprints" que ya desde hace algún tiempo permitían el acceso a artículos y trabajos de revisión incluso antes de su publicación. Las revistas científicas electrónicas "on-line" se han articulado en torno a WWW, y posibilitan en la actualidad acceder al contenido de publicaciones depositadas en papel en las bibliotecas. Fundamentalmente esto nos permite en la actualidad visualizar los índices y resúmenes de artículos publicados en los últimos años y en algunos casos, previo pago de ciertos suplementos, es posible obtener el texto completo de los artículos en formato PDF. Por todo ello, las revistas electrónicas han venido a complementar el papel de las bibliotecas tradicionales, que a su vez pueden convertirse en servidores bibliográficos electrónicos locales, gracias a los CDROM anuales que se suministran en muchos casos ya junto a la subscripción en papel. Esto facilita notablemente el acceso a la bibliografía a centros que carecen de la capacidad económica suficiente para sostener las suscripciones.

Por otra parte, en los años 93 y 94 comenzamos a familiarizarnos con la hoy tan popular World Wide Web, auspiciada en sus orígenes por el CERN y que rápidamente ha cubierto el planeta con una "tela de araña" formada por un denso entramado de servidores. Los servicios de WWW ofrecían por vez primera información con texto, imagen y sonido integrados. Sin embargo, en un principio para muchos de nosotros se trataba fundamentalmente de una mera curiosidad, un pasatiempo con el que matar algunas horas libres recorriendo "virtualmente" el planeta, sin que realmente incidiese directamente sobre nuestro trabajo cotidiano. Los mayoría de los servidores de WWW contenían en aquel momento casi exclusivamente datos de presentación de diversos grupos de investigación e instituciones y, salvo raras excepciones, no resultaban particularmente útiles. Esta situación se ha alterado substancialmente en la actualidad, y en los servicios de comunicaciones de cualquier institución se constata que un altísimo porcentaje del tráfico de las redes está constituido por accesos a WWW. Y es que efectivamente, los servidores de WWW están comenzando a desempeñar un papel importante de apoyo a la investigación, no sólo en cuanto a suministro de información sino, y muy especialmente, como punto de enlace con las revistas especializadas e instituciones oficiales. En este sentido, la American Physical Society ha establecido un servicio de WWW que permite el envío directo de trabajos de investigación (texto y figuras) para su publicación, así como la realización de consultas sobre el estado de trabajos enviados (en espera de revisión, fase de producción etc...), y hace posible que los evaluadores hagan llegar directamente a la revista sus juicios sobre la calidad científica de los artículos en revisión, acelerando muy considerablemente el proceso de publicación y de difusión de la información. Es así mismo habitual que la información e inscripción en congresos se realice a través de las páginas de Web, y servicios como TIPTOP (The Internet Pilot to Physics, http://physicsweb.org/TIPTOP/) mantienen listas actualizadas de conferencias en todo el mundo, ofreciendo además una amplia información sobre oportunidades de trabajo en el ámbito científico, relaciones de bibliotecas de programas de utilidad, e incluso un mercadillo de instrumentos científicos de segunda mano.
Pero quizá en los últimos años el fenómeno más destacable ha sido la aparición de revistas "on-line", servicio que ha venido a complementar a las listas de correo y servidores de "preprints" que ya desde hace algún tiempo permitían el acceso a artículos y trabajos de revisión incluso antes de su publicación. Las revistas científicas electrónicas "on-line" se han articulado en torno a WWW, y posibilitan en la actualidad acceder al contenido de publicaciones depositadas en papel en las bibliotecas. Fundamentalmente esto nos permite en la actualidad visualizar los índices y resúmenes de artículos publicados en los últimos años y en algunos casos, previo pago de ciertos suplementos, es posible obtener el texto completo de los artículos en formato PDF. Por todo ello, las revistas electrónicas han venido a complementar el papel de las bibliotecas tradicionales, que a su vez pueden convertirse en servidores bibliográficos electrónicos locales, gracias a los CDROM anuales que se suministran en muchos casos ya junto a la subscripción en papel. Esto facilita notablemente el acceso a la bibliografía a centros que carecen de la capacidad económica suficiente para sostener las suscripciones.
No obstante, en estos momentos el principal obstáculo para un uso más amplio de esta tecnología sigue siendo la lentitud de acceso a la red en algunos centros, y el cuello de botella en las comunicaciones con Norte América, en donde se encuentran una gran parte de las editoriales que facilitan la distribución electrónica, lo que hace que la consulta a las revistas haya de efectuarse en horas de tráfico intercontinental mínimo. Esta situación de saturación no es en absoluto nueva; de hecho, hasta hace bien poco, la evolución del estado de las comunicaciones seguía un modelo oscilante constituido por periodos de saturación -baste recordar la perversión del acrónimo WWW en World Wide Wait- seguido de cortos periodos en los que la demanda era mucho menor que la capacidad de transmisión. En estos momentos, sin embargo, los usuarios disfrutamos de conexiones nacionales y europeas que responden plenamente a nuestras expectativas, en contraste con los enlaces intercontinentales.
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